viernes, 23 de enero de 2009

Con los pies en la tierra.

...Hacía mucho que no escribía en el blog y de hecho, he de empezar a hacer memoria de las cosas que me han ido pasando y que aún no he escrito por aquí, pero de momento, voy a relatar lo que me ha pasado hará apenas una hora.
...Hoy estoy trabajando de noche en el hotel y para variar, me he hecho la cena, he cenado y me he puesto el uniforme.
...He salido de casa, me he comprado tabaco y me he dirigido a la parada del autobús para coger el que me lleva hasta el autobús que va al aeropuerto y que pasa por Plaza. Total, que cuando estaba ya cerca de la parada del autobús, he golpeado algo y ha sonado el ruido de una moneda o un cristal rodando, con lo que he mirado al suelo y ¡Sorpresa! aún llevaba puestas las deportivas, con lo que, he llamado a mi chico mientras corría como una posesa hacia casa. Él me ha puesto los zapatos en una bolsa y me la ha tirado por la ventana para no tener que subir y bajar las escaleras, que quieras que no, son cuatro pisos y subir y bajar corriendo es cansado, y luego, vuelta a correr para coger el autobús.
...Encima, estábamos pillando todos los semáforos en rojo, con lo que he tenido que bajarme en la parada anterior a la que iba y seguir corriendo, ya que si me arriesgaba a quedarme en el bus hasta llegar a la parada donde hacía intercambio con el otro autobús que tenía que coger, como había muchos semáforos por el medio, si nos pillaba alguno más en rojo, perdía el autobús y me tocaba tener que pagar taxi hasta el hotel.
...Al menos he llegado a tiempo, justo para abrirme la puerta, subir y emprender la marcha, eso sí, la mar de tranquilos, ya que en el autobús sólo íbamos el conductor y yo.