miércoles, 3 de octubre de 2007

Dirección prohibida.

...El transfer de este domingo dio para muchas anécdotas como las que he narrado antes, pero lo que fue más grave fue lo siguiente:
...Entrando en Calahorra para recoger gente, el chófer no se conocía el camino y yo lo recordaba vagamente. Tenía que mirar el Ayuntamiento y una vez situada había que ir a la derecha y de nuevo a la derecha. Pero para cuando lo vi ya estábamos en la rotonda y claro, al coger la derecha ya nos habíamos pasado la calle y el chófer, por no ir hasta la siguiente rotonda y dar la vuelta, como no quería quedar mal y que la gente pensara que nos habíamos colado, decidió volver hacia el sitio pero mediante calles paralelas.
...Al final, se metió por un paseo empedrado que era, estábamos seguros, paralelo al paseo donde estaba la primera rotonda, con lo que al salir de él por la última perpendicular, llegaríamos a la carretera de entrada antes de la rotonda. Pero el paseo empedrado, aparte de tener desniveles para frenar la velocidad del tráfico, acababa en unas vallas de obra y no se podía girar hacia la derecha, que era el sentido del tráfico en la calle, porque había un coche estacionado casi en la esquina, con lo que el autobús no tenía espacio para maniobrar.
...El chófer, decidió que lo mejor era ir en dirección contraria hasta llegar al paseo por el que habíamos llegado a la primera rotonda y así condujo. Tuvimos suerte porque en ese rato sólo pasó un coche de frente, echando las luces a modo de advertencia. El chófer también puso las luces y decía: "si lo sé, qué lo sé" pero seguía avanzando hasta el paseo gesticulando a su vez.
...Al fin llegamos al paseo y ya cogimos bien la dirección para ir a la estación de autobuses. Apenas perdimos diez minutos de tiempo y lo mejor, no nos pasó nada ni nos paró la poli.
...El chófer dijo que, de estar la poli, nos habría hecho hacer lo mismo sólo que al menos nos habrían escoltado, porque se ve que, alguna vez, ya le había pasado lo mismo y la poli, por no esperar los cinco minutos de rigor, llamar a la grúa y esperar a que se llevaran el coche de la esquina, prefería escoltarle.