jueves, 6 de septiembre de 2007

Valencia.

...Estando el año pasado de guía de ruta en Peñíscola, uno de los días del circuito tocaba visita de día completo en Valencia, más concretamente a la llamada ciudad de las artes y las ciencias y más concretamente, llevábamos a los turistas al Museo de las ciencias Príncipe Felipe por la mañana y al Oceanográfico a comer y a pasar la tarde.
...En una de esas excursiones pasó algo curioso. El grupo había tiempo más que suficiente para ver los acuarios y la exhibición de delfines y faltaban diez minutos para la hora oficial de salida (que en ese caso concreto era a las seis de la tarde) y tenía a todo mi grupo cerca de la entrada.
...Como vi que el cielo se encapotaba por momentos les dije que fueran saliendo y llamé a mi conductor para que viniera con el autobús a buscarnos y acto seguido les hice subir a todos para marcharnos de allí.
...Al principio, el grupo se quejó ya que decían que podían haber visto algo más en el Oceanográfico o haberse tomado un helado, ya que, hasta ese momento, hacía un día perfecto, de hecho, casi demasiado caluroso, pero les dije que solía haber atasco a la salida de la ciudad y que era mejor salir antes que después y además, así contarían con más tiempo para cambiarse antes de ir a cenar y que aparte, tenía pinta de llover en breves. La gente siguió refunfuñando un rato pero se calmaron al cabo de nada.
...Conforme avanzamos empezó a llover, cada vez más fuerte, hasta que se puso a granizar intensamente y en ese momento, cogí el micrófono y dije: ¿Alguien puede decirme qué hora es? Una señora del grupo contestó: Las seis en punto. Y yo les dije: Señores, si no hubiéramos salido cuando yo lo he dicho, estarían ahora empapados subiendo al autobús. Espero que ahora comprendan el por qué he preferido acortar la visita.
...Y efectivamente fue así, porque no sólo se oyeron comentarios en cuanto a que había tenido razón al hacerles subir al autobús, sino que tuvimos cosa de veinte minutos de atasco a la salida de la ciudad, pero detrás de nosotros se veía una inmensa caravana que nos habría cogido de no haber salido antes como lo hicimos.

...-Otra cosa curiosa que tiene y no tiene que ver con Valencia es la siguiente canción dedicada a Casetas, un barrio de Zaragoza, al que yo iba bastante cuando tenía un novio que era de allí. La canción, me la enseñó mi abuela y se ve que era de "sus tiempos". Y pensaréis: ¿Qué tiene que ver con Valencia? Bueno, la respuesta es sencilla, tiene la misma melodía que el pasodoble de José Padilla que se titula Valencia y que empezaba así: Valencia, es la tierra de las flores, de la luz y del amor, Valencia...
...Y la canción que me enseñó mi abuela paterna es la que sigue aquí:

...Casetas.
...Tierra de melocotones
...de melones y de setas.
...Casetas.
...Donde una tarde de invierno
...me presentaron a Fleta.
...Casetas.
...Tienes un par de tranvías
...que valen muchas pesetas.
...Casetas.
...Si me pierdo yo algún día
...que me busquen en ... Casetas.

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