lunes, 11 de junio de 2007

Montecanal.

...Esta noche a la vuelta del barrio de Montecanal donde había estado de cena con unos amigos que me han traído en coche he hablado con ellos de mi experiencia de hace ahora unos diez años en ese barrio.
...A mí me habían conseguido un trabajo a través de la Parroquia para cuidar a un anciano el mes de diciembre en ese barrio, cuando aún sólo eran dos filas de chalets que en aquel entonces el más barato costaba 45 millones de las antiguas pesetas. Por el trabajo de 5 horas al día de lunes a viernes me iban a pagar 30.000 pesetas y aparte el transporte de mi casa hasta allí y viceversa. Me pareció bien puesto que consistía en entretener al anciano leyéndole el periódico, hablar con él y llevarle agua o algo para comer cuando lo necesitara y eso era bastante tranquilo, pero las condiciones cambiaron.
...Al anciano que hacía poco habían operado le iban a llevar a rehabilitación y venía a buscarlo todos los días una ambulancia para llevarlo al hospital y entre la ida, el rato que estaba y la vuelta, pasaban unas dos horas y media. Su nuera que era la que había hablado con los de la Parroquia me dijo que mientras el anciano estuviera en el hospital no me merecía irme a casa y volver (porque se quedaba la mujer del anciano sola pero ella se valía por sí misma y que yo ayudara en las tareas de casa y me darían más dinero a cambio).
...Al principio me dieron un bonobús para poder ir y venir desde mi casa pues tenía un autobús que me dejaba allí mismo que salía y llegaba muy cerca de mi casa. Pero en cuanto se acabó, tuve que volver en el taxi que todos los días se cogía la que trabajaba de limpieza en la casa de la vecina de los que me habían contratado porque así la señora que me había cogido se ahorraba el bonobús, sólo que me dejaba a 20 minutos de mi casa andando o tenía que coger otro autobús. Al menos, la mujer con la que iba era simpática y muy agradable.
...Yo comencé haciendo las camas o limpiando las cosas del desayuno ya que desayunaba en la casa porque llegaba con el autobús media hora antes de la hora oficial de entrada al trabajo, así que, una por otra, y los días que volvía en bus, como salía media hora más tarde de la hora oficial de fin de trabajo ayudaba a la anciana a hacer la comida, pero la mujer que me había contratado empezó a dejarme la lista de las cosas que tenía que hacer. La primera vez que la vi porque me lo dijo la anciana que me habían dejado una nota, pensé que eran las cosas de la semana, porque la lista era en plan, hacer las camas, limpiar los baños, limpiar las chimeneas, barrer u fregar lso cuartos y cosas así, pero la anciana me dijo que era la lista de ese día. Yo me quedé extrañada pero fui haciendo e iba marcando lo que no me daba tiempo de hacer. Total, cuando vino el anciano me dijo su mujer que ya se encargaba ella de él y que yo fuera limpiando y como la anciana no tenía muy buen carácter dependiendo del día accedía esperando poder hablar con la señora que me había contratado al día siguiente, pero a partir de aquel día ya no coincidí con ella en casa.
...Todos los días me iba dejando notas, lo de hacer las camas y limpiar los cuartos era fijo, luego ya las cosas variaban pero siempre era una lista que no me daba tiempo a acabar. Al final, ya le ponía notas en plan tal cosa y tal otra no me ha dado tiempo y cuando se acumulaban varias veces a la semana el jueves le ponía que no me dejara lista el viernes puesto que haría lo que no me había dado tiempo de hacer en la semana.
...Los días que limpiaba las chimeneas aprovechaba para ducharme y lavarme el pelo allí, ya que le dije a la anciana que acababa llena de hollín y no era plan de extenderlo por la casa con lo que accedió aunque no le hacía gracia porque consideraba que podía hacerlo luego y no perder el tiempo pero se lo hice entender y hasta me dijo que me quedara con la esponja que usaba para lavarme. Digo esto porque, por ejemplo, el día que me vio fregar las escaleras entre los pisos me paró y me dijo que no se hacía así. Se fue y volvió con un cubo, un trapo y una bayeta. Se arrodilló sobre el trapo y se puso a fregar a mano con la bayeta, lo hizo con un par de escalones y a conciencia y me dijo que así lo hiciera. Yo lo hice con un escalón para que me viera y cuando estuvo contenta y se fue, cogí la escoba, até la bayeta y fregué con la escoba, ya que si no, no me daba tiempo a acabar la lista y si me veía tenía pensado decirle que así tampoco arañaría ese mármol de no sé dónde que me había dicho que era el de las escaleras y que si realmente quería su nuera que lo limpiara de rodillas que me lo dijera y que me pusiera menos cosas de la lista el día que quisiera que yo hiciera eso por lo que se tardaba. Como no me vio ninguna de las veces no hizo falta :) Tampoco me vio que cuando fregaba las habitaciones no mojaba y escurría la fregona por cada 6 baldosas como lo hacía la anciana sino, como mucho, unas tres veces por habitación, ya que hacerlo como ella me hacía perder mucho tiempo y es lo que menos tenía con tantas cosas como me mandaban hacer.
...Pero lo peor no fue eso... el último día, la mujer que me había contratado me llamó para despedirse de mí, para felicitarme las Navidades y decirme que el dinero me lo había dejado sobre el microondas. Yo fui y cogí el sobre y vi que había menos dinero del pactado, puesto que al final, creo recordar que había sólo 15.000 pesetas (o había 30.000 pero sin la subida por limpiar que se iba a quedar en 50.000), vamos, que había la mitad de lo acordado y se lo dije y me dijo que eso era el aguinaldo y no mi sueldo, puesto que si me había cogido a través de la Parroquia y sin contrato se suponía que era un servicio de voluntariado y que no tenía pr qué darme dinero, pero que como era Navidad qué menos que darme un aguinaldo. Yo me quedé en blanco y ella colgó.
...Recogí las cosas y me fui. Al menos me leí la novela que su marido, catedrático de la Universidad de Física había editado ya que la anciana me dijo que me podía leer la novela que tenía allí un ejemplar y que le había hecho mucha ilusión a su hijo el que el día anterior le hubiera limpiado el jardín (3 horas me costó el quitar las hojas secas y desbrazarlo un poco) y también me llevé la esponja que usaba al ducharme de recuerdo.
...Así que, si alguna vez me dicen de cuidar a un anciano, pediré antes el contrato o el dinero de antemano si me cambian las condiciones, que cuanto más rica es la gente, más avara es por no decir otra cosa.. ¡Qué pena de gente!

1 comentario:

GuSiLuNa dijo...

Pero a qué velocidad escribes los post??!! Si creaste el blog el otro día y ya has escrito más que yo en dos meses!!!

Desde luego, qué gente más rara conoces, chica!