lunes, 2 de julio de 2007

Sarampión.

...Esta anécdota es de mi más tierna infancia, ya que se dió en 1º de E.G.B. y recuerdo que fue para aquel entonces porque en los alféizares de las ventanas de nuestra clase se veían los tarros de cristal con algodón, agua y la planta de la judía verde creciendo en ellos.
...Yo estaba bebiendo agua en una de las fuentes que se situaban en la esquna superior derecha del patio del colegio en el recreo. Al acabar de beber me giré y vi una pelota de fútbol que venía hacia mí a toda velocidad. Rápida reaccioné dándole una patada al balón... o eso fue lo que creí, ya que le di a Fernando, mi compañero de pupitre en salva sea la parte también.
...Me disculpé cuanto pude porque el pobre cayó al suelo, pero luego se le pasó y ya volvimos a clase.
...Al día siguiente Fernando no vino y siguió sin venir a clase durante toda una semana. Cuando volvió y le pregunté qué es lo que le había pasado, me dijo que yo tenía la culpa, que le había pegado el sarampión. Yo, lo había tenido hacía poco, pero de ahí a que se lo pegara de un puntapié... no sé, quizá fuera así y resulta que mis derechazos son de lo más peligrosos :P

1 comentario:

Nilaya dijo...

ya sabes que los hombres siempre culpan a los demás de toas sus desgracias...